
Uno de los casos más conocidos de falsificación paleontológica es el Hydrarchos, un esqueleto fósil de unos 50 m de longitud que, supuestamente, correspondía a los restos de una legendaria serpiente de mar. Años más tarde se descubrió que el monstruo marino había sido elaborado a partir de añadidos de huesos fósiles de diversas especies.